Los coches eléctricos tienen unas características determinadas que los hacen distintos a los coches de combustión. Anteriormente, ya desglosamos
las entrañas de un coche eléctrico, pero las diferencias más destacadas se podrían resumir en:
- Suelen pesar más, porque las baterías añaden mucha carga al conjunto.
- Entregan todo el par motor (capacidad de aceleración) desde parado.
- Es más silencioso.
Por estas razones, los neumáticos de los vehículos eléctricos deben cumplir con una serie de propiedades:
- Deben soportar más presión sobre ellos. Eso significa que deben aguantar la frenada y desplazamientos de un vehículo más pesados. Por eso, deben ser más robustos que los neumáticos de un vehículo de combustión.
- Deben ser más resistentes al desgaste, debido a que los coches eléctricos tienen más capacidad de aceleración inmediata.
- Deben ser más silenciosos. En los vehículos de combustión, la rodadura queda parcialmente oculta por los sonidos del motor. Los eléctricos, al no hacer esos sonidos, y, si la banda de rodadura de los neumáticos no está bien diseñada, este efecto se notaría en el habitáculo.
Aparte de eso, los neumáticos de un coche eléctrico necesitan el mismo mantenimiento que otro tipo de neumático. Hay que cambiarlo cuando su dibujo sea inferior a 1,6mm y hay que revisar periódicamente la presión del aire.
Recuerda que, para que tu coche pase favorablemente la ITV, los neumáticos de este deben respetar las medidas y características de los originales y debe coincidir la marca de los neumáticos del mismo eje.