En la ITV examinamos diversos puntos en el interior del coche para garantizar la seguridad de los ocupantes, porque su correcto funcionamiento es también esencial, como los frenos, los neumáticos o el motor. ¿Qué partes inspeccionamos en el interior del vehículo?
Cinturones de seguridad: Verificamos su anclaje, funcionamiento y ausencia de desgastes o roturas que comprometan su efectividad en caso de accidente.
Airbags: Aunque no los activamos durante la inspección, los técnicos comprueban que los indicadores en el tablero no marquen fallos en su sistema, lo que podría indicar una avería.
Asientos y sus anclajes: Los asientos deben estar firmemente sujetos a la estructura del vehículo y no presentar holguras que afecten la estabilidad. Además, se evalúa la ergonomía del asiento del conductor, asegurándose de que permita una postura adecuada y segura al volante.
Salpicadero: se inspecciona para garantizar que todos los indicadores, como luces de advertencia (también llamadas testigos) y el velocímetro, funcionen correctamente. Cualquier fallo en estos puede generar problemas graves al conducir. También se revisa que no existan piezas sueltas o elementos afilados en los embellecedores interiores, que puedan causar lesiones en caso de accidente.
El sistema de climatización también es revisado, sobre todo en vehículos donde la ventilación es esencial para la comodidad y la seguridad, como en autobuses o vehículos de transporte público. El parabrisas y los espejos retrovisores interiores también deben estar en buen estado, sin roturas ni fisuras que limiten la visibilidad.
Superar la Inspección Técnica de Vehículos, supone una garantía de seguridad para todos, gracias a que analizamos que no haya fallos técnicos que pongan en peligro nuestra vida.
¿Por qué se habla poco de esta alternativa de movilidad eficiente?