Los luminosos días de verano pueden producir deslumbramientos, una pérdida momentánea de la visión, lo cual supone un peligro para cualquier conductor. Reaccionar correctamente es importante para reducir el riesgo de colisión o de atropello. ¿En qué situaciones es probable que se produzcan los deslumbramientos?
- En la salida de los túneles o tramos oscuros similares se produce un contraste lumínico, sobre todo cuanto más prolongado sea el tramo. Antes estas situaciones, se recomienda el uso de gafas de sol y/o bajar el parasol del vehículo.
- De noche, en condiciones de baja iluminación, es más probable resultar deslumbrado por una luz directa e inesperada de otro vehículo en un cambio de rasante, una curva o un giro. En estas situaciones, evite mirar la fuente de luz y, si es necesario, guíate por la línea del borde derecho de la calzada.
- Circular por una carretera oscura de noche conlleva usar las luces largas cambiando a las cortas si se detecta que viene algún vehículo de frente. Sabías que, si esto ocurre en una curva, el conductor que circula por el interior debe ser el primero en realizar el cambio.
- Los reflejos en fachadas, en las lunas de otros vehículos o de los retrovisores del nuestro propio son deslumbramientos indirectos. Para evitar la ceguera súbita, ten a mano las gafas de sol o despliega la visera si es de día, si se producen por las luces de otros coches por la noche, evita mirar fijamente la luz.
En cualquier caso, si un deslumbramiento te pilla desprevenido, lo primero que debes hacer es levantar el pedal del acelerador para disminuir la velocidad. Evita pisar el freno bruscamente, ya que puedes provocar que el vehículo que te precede te alcance cegado también por el deslumbramiento. Además, mantén la trayectoria para no salirte del carril, ya que puede haber otros vehículos ocupando el arcén o aproximándose por el carril contrario.