Si cada día coges el coche para ir de casa al trabajo y viceversa, es probable que te encuentres con retenciones en la carretera. Y, en ocasiones, las retenciones son más largas y duraderas porque se ha producido algún accidente de tráfico. Pero, ¿cómo es posible? – pensarás – si apenas te estás moviendo. Los accidentes, cuando hay tráfico en la carretera, son más frecuentes de lo que crees. ¿Cómo podemos prevenirlos?
En primer lugar, debes tener en cuenta que las retenciones no son siempre tan previsibles. A veces, puedes encontrarte con ellas tras dejar atrás una curva o un cambio de rasante. Por eso poner tus 5 sentidos en la carretera cuando estás conduciendo es básico para poder reaccionar a tiempo ante los imprevistos.
En segundo lugar, cuando te encuentres en una retención, además de evitar colisionar contra el vehículo que va delante, debes advertir a los que te siguen para que reduzcan la velocidad. ¿Cómo? Aminora la velocidad a base de dar toques cortos y cada vez más fuertes al freno de servicio, para que los conductores que te sigan lo perciban gracias a la luz trasera del vehículo. En el caso de frenada brusca, es recomendable que enciendas las luces de emergencia para que los conductores de atrás puedan detener el vehículo con el mínimo sobresalto.
Por lo general, aunque veas que el otro carril va más rápido, no es aconsejable que te cambias, ya que lo más probable es que sea una circunstancia momentánea que cambiará a los pocos metros. Hazlo solo en caso de que lo necesites, de esta forma, evitarás continuos cambios de carriles que pueden comprometer la seguridad del resto de conductores.
También es importante mantener la distancia de seguridad, sobre todo cuando los coches empiecen a moverse con cierta normalidad, ya que pueden volver a parar de forma brusca. Ah, y no olvides armarte de paciencia y mantener la calma. Dejarte llevar por los nervios no va a despejar el tráfico, y en cambio sí puede provocar que tomes decisiones equivocadas.